domingo, 26 de julio de 2015

La violación tiene cara de niña

Según la ONU, Chile ocupa el tercer puesto a nivel mundial por denuncias de abuso sexual infantil y el tercero en Sudamérica. Estas cifras alarmantes, crecen cuando sumamos los  datos de Carabineros de Chile, que señalan que el 57% de las denuncias por abuso sexual son a menores de edad y el 40% de las víctimas, a menores de 14 años. Según datos de la Fiscalía de Chile, la cifra de abusos a menores de edad es aún mayor, correspondiendo al 74%. De hecho el abuso sexual  es la primera causa de ingreso de niñas al SENAME, niñas cuyas edades varían entre 6 y 11 años de edad. Según la Fiscalía, el abusador corresponde en la gran mayoría de los casos a un conocido o un familiar de la niña
El Ministerio Público entregó el dato de que en Chile ocurren 17 violaciones diarias. Si analizamos este número a la luz de que más del 70% corresponde a niñas, esto quiere decir, que el día de hoy, unas diez niñas entre 6 y 11 años de edad, serán violadas por un familiar o un conocido.
Esto es una realidad que desgarra, violenta y preocupa, pues les efectos en la salud mental de las niñas abusadas son serios. La violación, produce efectos de estrés post traumático: temblores en todo el cuerpo, disociación (como mecanismo de defensa), llanto, angustia, conductas de regresión a edades anteriores (volver a hacerse pipí), constante alerta, terrores nocturnos, entre otros. A largo plazo, se producen trastornos de la personalidad, ansiedad generalizada, depresión, intentos suicidas, trastornos alimentarios, auto agresiones, conductas hiper sexualizadas.
La violación, produce a niveles psíquicos, la sensación de que alguien en quien se confiaba traspasó lo más íntimo, lo más “mío” sin preguntar, sin pedir permiso, en donde no hubo lugar para que intervenga la voluntad, tan necesaria en los aspectos del cuerpo. La violación es un entrar en la carne y corromperla, utilizarla para la satisfacción personal y donde el “no” de la víctima ni siquiera se escucha o se castiga con mayor severidad. Así, es muy probable que se generen posteriormente trastornos que utilizan al cuerpo para mediar a los efectos: auto lesionarse para cortar la angustia/bulimia, anorexia como forma de lidiar con los sentimientos displacenteros y muchas veces, odio hacia el propio cuerpo.
 En Chile, con la prohibición del aborto terapéutico en caso de violación, esas niñas que no tuvieron oportunidad de hacer uso de la voluntad en la relación sexual, donde nadie les preguntó, donde no fueron vistas ni consideradas, sufren una nueva violación de sus cuerpos con el embarazo impuesto, donde nuevamente, se les quita el derecho de hacer uso de su voluntad sobre sus pequeños cuerpos para decidir llevar o no a cabo ese embarazo. El Estado no les pregunta, no las mira, no las escucha. 
¿Qué ocurre cuando una niña resulta embarazada producto de una violación? Según un estudio de Carneiro en el año 2006, el primer temor de una niña es vivir con miedo a que la violación vuelva a ocurrir y el segundo temor, es quedar embarazada producto de esa violación. Hay miedo y rechazo absoluto a tener un hijo de tu propio padre. Miedo de tener que lidiar con un hijo que sea el recuerdo por el resto de tu vida, del martirio de la violación “¿Cómo voy a tener un hijo?”, “¿qué digo en el colegio?”, “¿significará que entonces la familia se dará cuenta de lo que me ocurre?”… Y es que no olvidemos que en la violación, las niñas son forzadas a callar a través del secreto o de amenazas de quien las violenta y el embarazo pasa a develar la violación produciendo un quiebre familiar, generando más culpa en la víctima.
Niñas de 10, 11, 13 años, embarazadas de un familiar. Niñas que no estaban preparadas para el inicio de la vida sexual y que no tuvieron posibilidad de hacer uso de la voluntad al dar el permiso a que otro tocara sus cuerpos. Escribe María Londoño en el 2004: “el embarazo es una réplica de la violación. La preñez, es una imposición de la violencia en sus entrañas y un nuevo impacto sobrepuesto a la fragilidad emocional en que se encuentran”.
En Chile, con la prohibición del aborto terapéutico en caso de violación, esas niñas que no tuvieron oportunidad de hacer uso de la voluntad en la relación sexual, donde nadie les preguntó, donde no fueron vistas ni consideradas, sufren una nueva violación de sus cuerpos con el embarazo impuesto, donde nuevamente, se les quita el derecho de hacer uso de su voluntad sobre sus pequeños cuerpos para decidir llevar o no a cabo ese embarazo. El Estado no les pregunta, no las mira, no las escucha. Sus cuerpos son usados otra vez. Su voluntad se vuelve a transgredir y a los padecimientos que deberá pasar producto de la violación, se le suma el de ser madres del hijo de un familiar. Madres del hijo de su padre, de su tío, de su abuelo.
Cuando he hablado con niñas o adolescentes víctimas de violación, siempre aparece el temor a estar embarazadas. Frente a la pregunta ¿tendrías a ese hijo?, la respuesta casi siempre es NO, con actitud aterrorizada y con inmediato rechazo y es que ¿a quién le gustaría tener un hijo de su propio padre? Recuerdo que en una ocasión, atendí a una niña de cinco años que había sido abusada por su abuelo durante mucho tiempo. Nunca olvidaré que una de las cosas que más me impactó fue que sus pies no alcanzaban a tocar el suelo desde la silla en que estaba sentada. La pequeña lloraba y lloraba, profundamente dolida. Su gran temor era el de estar embarazada y cada vez que me lo señalaba, su angustia crecía y más lloraba. Cuando le expliqué que las mujeres se embarazan cuando tienen menstruación ella sonrió aliviada, ya que como ella no menstruaba, era imposible que estuviera embarazada. Su rostro y su cuerpo mostraron un obvio descanso, como si hubiese estado llevando ese miedo sobre sus hombros quizás por cuanto tiempo. Sólo tuve que explicarle que era imposible que estuviera embarazada para que su ansiedad disminuyera considerablemente.
Lamentablemente, hay otras niñas o adolescentes que por su edad y por la llegada de la menarquia, sí corren riesgo de estar embarazadas. Más aún cuando el abuso se llevó a cabo repetidamente por un largo periodo de tiempo ¿Qué hacer con la ansiedad de esas niñas ante el embarazo?, ¿qué hacer con su rechazo?, ¿con esa sensación de asqueadas estar gestando el hijo de su propio padre o de su propio tío? Los Psicólogos y Psicólogas no tenemos mucho que hacer en estos casos, donde el Estado las obliga a continuar con ese embarazo y la sociedad intenta calmarlas con frases como “¿Qué culpa tiene esa guagüita?”, “un hijo siempre es una bendición”, con lo que generan más culpa en la niña ¿Usted sentiría que es una bendición llevar en su vientre un hijo producto de una violación de su propio padre?
Cuando observo los debates en torno a aborto por violación, noto personas que discuten sus argumentos/creencias con visión de caballo, de esos que se les pone un objeto que les tapa la visión hacia los costados. Son incapaces de alejarse un poco de las ideologías, retroceder y mirar los rostros de quienes han sido violadas, rostros generalmente de niñas. Creo que nos falta hablar desde la humanidad, esa condición que nos hace personas, porque podemos empatizar con otro, compadecernos de su dolor.
En países como Alemania, a las niñas menores de 11 años embarazadas producto de una violación, se les entrega Misoprostol por ley, junto con integrar a la niña a un programa completo de reparación del daño. A las niñas mayores de 14 años, se les da la opción de decidir continuar con ese embarazo o interrumpirlo, en un acompañamiento a ella y su familia (cuando no están involucrados en el abuso), desde una actitud no prejuiciada y abierta. Tienen la posibilidad de elegir. Hay alguien que, a diferencia de lo que ocurrió con su violador, le pregunta qué quiere hacer con esto que está ocurriendo con su cuerpo “¿qué quieres hacer?” que frase más terapéutica en para quien ha sido abusada.
Quisiera invitar, humildemente, a que la sociedad discuta este tema con más humanidad, de ponerse en los zapatos de quien ha sido violada, violentada en lo más íntimo que tiene una persona y mirar esos rostros… rostros de niña que no tuvieron posibilidad de elegir ni de usar su voluntad.

jueves, 2 de julio de 2015

Un centenar de asistentes en seminario Cómo Conocer y Prevenir el Maltrato y Abuso Sexual Infantil Organizado por ULARE y JUNJI



Un niño es abusado cada 15 segundos; 4 niños son abusados cada 1 minuto; 228 niños son abusados cada hora; y 2 millones de niños son abusados cada año sólo en América Latina. Estas estremecedoras cifras formaron
parte del seminario "Cómo Conocer y Prevenir el Maltrato y Abuso Sexual Infantil" organizado por Universidad la República, Sede Rancagua, y JUNJI.
Un auditórium repleto recibió profesionales y estudiantes de las diferentes comuna de la Región de O'Higgins que escucharon cada una de las exposiciones, que entregaron herramientas concretas para enfrentar situaciones de maltrato y abuso.
La Psicóloga Paula Daza entregó una visión desde el apego y el rol de los adultos en el proceso de la crianza y formación de los niños, quienes van internalizando y validando patrones de comportamiento de sus padres o adultos significativos.
Por otro lado el expositor Nicolás González habló sobre "Modelos para la Compresión de las Dinámicas Abusivas". El abuso sexual infantil, se considera una de las peores formas de maltrato y como tal una grave vulneración a los derechos de niños, niñas y adolescentes, lo que constituye una problemática actual tanto a nivel nacional como a nivel internacional.
Al menos un 80% de las victimas sufren consecuencias negativas al corto plazo y al menos un 30% las presentan a largo plazo, las cuales varían en magnitud e intensidad dependiendo de las características del hecho abusivo. También, ha sido posible evidenciar la aparición de sintomatología ansiosa, depresiva, trastorno por estrés post traumático, difusiones en la esfera de la sexualidad, entre otros.
En tanto la profesional Verónica Salazar entregó indicadores de abuso sexual infantil, explicando que "es importante señalar que para hacer un diagnóstico de abuso, es necesario tener en cuenta otros aspectos que den cuenta de factores de riesgo asociados a un posible abuso, por lo que es fundamental que al detectar indicadores de abuso en un proyectivo se debe realizar un análisis en relación a la conducta observada, contexto familiar, redes vinculares, tal como el grupo de pares, cambios de conducta evidente, entre otros".
Así mismo se debe realizar –enfatizó Verónica Salazar- un diagnóstico diferencial con indicadores que se observan en la conducta e indicadores que se observan en test proyectivos.
En otra área relevante de éste seminario se abordó la credibilidad de los testimonios a través de las evaluaciones periciales psicológica. Es así que la Psicóloga Claudia Gallegos manifestó que "cualquier profesional psicólogo puede ser llamado como perito o como testigo a exponer en juicio oral u otras audiencias sobre los hechos respecto de los cuales haya tomado razón en virtud del desempeño de su actividad profesional".
En éste lado del trabajo profesional la docente de Universidad la República indicó que se suelen solicitar, respecto de la víctima, el evaluar los siguientes aspectos sus capacidades mentales y posibles alteraciones; su capacidad para aportar un testimonio válido judicialmente; su diagnóstico de personalidad; el posible daño y las consecuencias del delito en su vida; la credibilidad de su relato respecto de los hechos; determinar la existencia o no del trastorno de estrés postraumático, entre otros.
FUNDACIÓN PARA LA CONFIANZA
El seminario cerró con la exposición del Director Ejecutivo de Fundación para la Confianza, Fabián Nichel, quien explicó que la organización nació tras las develaciones y acusaciones que hicieran -contra el sacerdote Karadima- Sergio Murillo Presidente Fundación; James Hamilton, Director; y Juan Carlos Cruz, Director.
Nichel expuso sobre la "Confianza Lúcida y Prevención del Abuso Sexual Infantil", comenzando explicar el triángulo sexual de Ravazzola que se compone por Víctima, Abusador y el Contexto (terceros o sociedad), "es aquí en el contexto donde se genera el poder abusivo, que invisibiliza la experiencia del otro como válida y se utiliza para validar la propia experiencia", precisó.
CARTA COMPROMISO
Una vez finalizado el seminario los expositores y el centenar de asistentes se reunieron en el patio central de Universidad la República para firmar una carta compromiso, gigante, para frenar el Maltrato y Abuso Sexual Infantil.
La adhesión y el nivel de atención de los participantes generó una dinámica positiva de retroalimentación, y de aporte sustancial para el desarrollo profesional, estudiantil y de intervención para las diferentes instituciones que participaron.