jueves, 27 de octubre de 2016

O´Higgins es la primera región del país en acompañar a niños víctimasde abuso sexual en contexto escolar.

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El Plan se trabajará – en primera instancia -en 23 establecimientos educacionales de doce comunas de la región. La acción será desarrollada intersectorialmente por el Servicio Nacional de Menores, Ministerio Público, Servicio de Salud, Ministerio del Interior, PDI, Carabineros de Chile, Ministerio de Educación, Corporación de Asistencia Judicial, entre otros.

Durante el seminario “Fortaleciendo a la Comunidad Educativa en su Rol de Garante ante el Abuso Sexual Infantil”, servicios públicos de O´Higgins – que en su mayoría trabaja atendiendo a las víctimas –firmaron un acta de colaboración regional para el acompañamiento de niños y niñas víctimas de abuso sexual desde el contexto escolar. La iniciativa se enmarca dentro de una meta sectorial del Mineduc en conjunto con la UNESCO y que es ejecutado mediante Ciclo Consultores, organismo especializado en la formación y asesorías temáticas de violencia y abuso sexual infantil.
La directora regional del SENAME O’Higgins, Jessika Espina, destacó la actividad liderada por el Ministerio de Educación a través de su SEREMI e indicó que “hemos asistido a un seminario que justamente busca impulsar y resguardar a niños y niñas que han sido víctimas de abuso sexual, por lo que hace más importante nuestra presencia y participación activa de este compromiso que como gobierno hemos asumido. Este es un trabajo coordinado entre todos los actores que trabajamos en temáticas de infancia, permitiendo fortalecer las políticas públicas que la Presidenta Bachelet continuará impulsado”.
El énfasis del Plan está en el apoyo y acompañamiento de niños y víctimas de abuso sexual que atraviesan procesos judiciales, puesto que existe el riesgo que aumente el daño de éstos, al no contar con respuestas pertinentes a sus expectativas y necesidades como víctimas.
“Iniciativas como éstas son muy importantes por varias razones: primero, porque releva el rol social que cumplen los profesores, asistentes de la educación y quienes están en torno al sistema educativo y segundo, porque tal como lo ha planteado la Presidenta, la educación de calidad se transforma efectivamente en oportunidades para los niños. La escuela – junto con ser un vehículo de movilidad social – permite dar garantías y ser la oportunidad para que los niños puedan salir adelante; especialmente aquellos que han sido vulnerados en sus derechos. Este será un modelo de trabajo que estará a la vista para que pueda ser aplicado también en otras regiones del país”, sostuvo el Secretario Regional Ministerial de Educación, Hernán Castro Monardes.
De acuerdo a esta iniciativa, los establecimientos deberán contar con Protocolos de Actuación en donde se definan procedimientos y responsabilidades claras frente a situaciones de abuso sexual, evitando de este modo la actuación improvisada o descoordinada. Es importante destacar que el espacio escolar es el adecuado para desarrollar dicha red de apoyo, pues por la cotidianeidad del vínculo que existe con los niños, se pueden ver sus necesidades, cambios y manifestaciones; para de este modo, aplicar estrategias específicas que los contengan emocionalmente y brindarles apoyo pedagógico.

miércoles, 26 de octubre de 2016

El silencio, la peor opción

No hace falta extenderse demasiado con argumentos para explicar...
No hace falta extenderse demasiado con argumentos para explicar por qué razón los casos de abuso sexual infantil afectan profundamente la vida de las víctimas. Las secuelas son aun mucho más graves e incluso en algunos casos irreversibles si son cometidos dentro del ámbito familiar.

Un niño abusado fuera de los límites familiares tiene más posibilidades de recuperarse si cuenta con la contención de sus seres queridos, de una familia que lo acompaña en ese momento doloroso de su existencia y le permite munirse de herramientas para superar el trauma.

Pero si el abuso fue perpetrado dentro del seno de su propia familia, el estigma será mucho más difícil de superar.

Casos de este tipo, al contrario de los que puede llegar a pensarse, no son excepcionales, sino cada vez más comunes. Una organización especializada, Red por la Infancia, ha difundido una cifra que verdaderamente escandaliza: el 70% de los casos de abuso sexual a niños y niñas tiene como victimarios a los padres o abuelos. 

Paula Wachter, directora Ejecutiva de Red por la Infancia reflexiona: "Estamos preparados en alguna medida para que los ataques lleguen de afuera, pero cuando vienen de adentro, la realidad es devastadora”.

La devastación en el caso de que el abusador sea el padre, es fácil de comprender, incluye fundamentalmente al niño, pero también a su madre, que debe denunciar el hecho, perpetrado por su pareja o ex pareja, y proteger a la víctima en un contexto de lógica desintegración familiar.
"Es necesario describir la soledad de las mamás denunciantes, porque no hay un programa dentro del Estado que acompañe a estos niños, sus madres o adultos protectores, hay un vacío legal, donde las mujeres tienen que no solo sostenerse a sí mismas y a sus hijos, sino que son obligadas a entender un sistema que es confuso y contradictorio”, añade Wachter.

Si esta situación es conflictiva para madre e hijo, más aún lo es continuar la convivencia en el seno familiar, soportando los abusos por miedo a romper los vínculos. De modo que un punto de partida inevitable para empezar a acabar con el perverso drama del abuso es romper con la idea de que son temas sobre los que no se habla, "por vergüenza o por temor”.

La Guía de orientación y recursos sobre abuso sexual en la infancia, que con este título puede encontrarse para su consulta fácilmente en internet, señala que "durante décadas las voces de gran cantidad de niñas y niños víctimas de abuso sexual fueron silenciadas y continúan siendo en gran medida. Silencio sostenido por el abusador a través de amenazas y manipulación; por las familias, quienes en pro de mantener la "unidad familiar” postergan los derechos de los niños/as; y por las múltiples instituciones que no son capaces de detectar, escuchar y actuar para proteger y velar por la integridad psico, física y social de las niñas y niños abusados sexualmente”.

El silencio es, en estos casos, la peor opción. Pero debe el Estado proporcionar las herramientas para que las víctimas y su entorno afectivo tengan la protección necesaria y las garantías de recuperación de un golpe de tal magnitud.