viernes, 20 de julio de 2018

Los responsables de la degradación infantil



Con relación al abuso sexual, esta afirmación la sustentan los 24.000 menores de edad abusados en el 2017. Lo que representa un incremento del 9 % sobre el 2016.

Mucho se comenta sobre la gravedad de esta situación, pero hasta el momento no se ven soluciones, pues si bien la cadena perpetua podría inhibir a unos cuantos potenciales violadores, resulta ser una solución más efectista que real ya que la impunidad para estos crímenes es cercana al 100 %.

Lo que tendría un impacto mucho mayor sería el concientizar a los distintos actores que son en alguna forma responsables del poco interés que se le presta a la integridad de los menores y que eventualmente se traduce en las aterradoras cifras de maltrato, abuso sexual y homicidio.

A continuación unos pocos ejemplos:

* Un estado insensible que no hace mayores esfuerzos para proteger a sus niños. Y salvo los allegados de las víctimas que sufren en silencio, ningún dignatario se solidariza - de verdad - con estas familias.

* Un sistema de protección de la infancia, muchas veces inepto, que no defiende los derechos fundamentales del niño, simplemente porque no escucha su voz.

* Unos medios de comunicación que se centran en el sadismo del crimen y en el detalle morboso, pues lo fundamental es convertir la tragedia humana en primicia mediática. Cuando lo que podrían hacer es aliviar el sufrimiento de las víctimas, siempre humildes e indefensas.

* La sociedad en general, encabezada por sus sectores más influyentes, que se apoltrona a observar indiferente las acciones de las cuadrillas de abusadores como quien ve una serie de televisión y que en secreto piensa para tranquilizarse: “Mientras no se metan con los míos…” En consecuencia no reclama con vehemencia acciones que-de verdad-protejan a los niños; entre otras razones porque en el fondo siempre está la tan generalizada tolerancia de las conductas antisociales y narcisistas que alimentan a los abusadores infantiles.

* El entorno del incriminado, que frente a estas conductas sistemáticamente ignora la enorme responsabilidad que le corresponde al minimizar, ocultar o tolerar conductas aberrantes. Que de haber sido denunciadas a tiempo, podrían haber evitado mucho dolor. Pues muchos de esos comportamientos se conocían, o al menos se sospechaban, pero nadie dijo nada. Y ese silencio cómplice, que convierte a muchos en encubridores, actuó como medio de cultivo del delito.

* La incapacidad social, legal y del sistema médico para detectar a los sociópatas y narcisistas camuflados (que abundan en todos los ámbitos de la vida y dañan a quien se les atraviesa en el camino) y que son responsables de una gran proporción de los abusos infantiles que ocurren cada año.
 
Solo la concientización y efectiva intervención en cada uno de los niveles mencionados, evitaría la iniquidad en que viven miles de menores todos los días. Lo que en su forma más extrema está representada en que Colombia es, de 175 países, el tercero con la tasa más alta de homicidio infantil (Save The Children).