En medio de la agenda noticiosa me encontré con el siguiente titular “Belén Soto revela relación abusiva que vivió a los 15 años con hombre mayor”. Más allá del simple titular quiero proponer que hablemos sobre el abuso sexual infantil con todas sus letras, promoviendo que como sociedad avancemos en la protección de los derechos de los niños y niñas y visibilicemos la importancia de la infancia en el desarrollo de una sociedad justa y digna sin distinciones.Como periodista y mujer me removió fuertemente el titular que desinforma y le quita la relevancia a lo que es ser sobreviviente de un abuso sexual en la infancia y las consecuencias posteriores que se palpan tanto en la salud emocional, las relaciones e incluso en la sexualidad y como uno se sitúa en la sociedad.
Actualmente seguimos estando al debe con políticas públicas que se hagan cargo de forma integral de la justicia y reparación para las y los sobrevivientes de dichos abusos en la infancia.
Diversos autores entre estos Vinka Jackson y la psicóloga Carol Galleguillos apuntan a que la principal característica para hablar de abuso sexual infantil es un abuso de poder. Es decir, cualquier acto que ocurra entre un niño/niña con un adulto de carácter sexual es considerado como un abuso. Por eso, nuestra labor como sociedad es fundamental en la prevención del abuso sexual infantil porque debemos resguardar a los niños que están en nuestros entornos más cercanos y lo más importante escucharlos. Además, de tener la posibilidad de denunciar más allá del tiempo en que ocurrieron los actos y que exista la tan anhelada justicia.
Una década o más se puede demorar una persona en recordar que fue vulnerado sexualmente en su infancia, porque es tan grande el dolor y la falta de contención de su círculo cercano que puede caer en el silenciamiento. Por eso, es necesario estar alertas, conversar, reflexionar y debatir en torno al abuso sexual en la infancia para que la historia no se vuelva a repetir y para que como sociedad nos hagamos cargo de los derechos de los niños y niñas, y que estos sean una realidad en nuestro país.
Carol Galleguillos en su libro 50 preguntas frecuentes de un sobreviviente de abuso sexual infantil aclara que existen factores decisivos para que las personas que han vivido este tipo de actos puedan resignificar sus vivencias: “la credibilidad de su círculo cercano y el oportuno inicio de una psicoterapia, además que el agresor o agresora sea condenado jurídicamente o socialmente”.
Para avanzar y abrir caminos a la reconciliación ante un acto tan violento en la infancia es necesario que como sociedad se digan las cosas con el nombre que merecen ser calificadas, concientizando y sobre todo creyendo en nuestros niños y niñas. Todos tenemos historias que contar y merecen por justicia ser escuchadas.
Finalmente, para avanzar en materia de derechos y justicia de los niños y niñas es urgente que sea ley la Imprescriptibilidad de delitos sexuales contra menores y que avancemos como sociedad en hablar de prevención, cuidado y contención que todos los niños y niñas necesitan.
No sigamos haciendo vista gorda a los titulares que desinforman en materia de abusos contra menores, a los más de 500 niños en situación de calle, a la vulneración de la infancia en general que se ha perpetuado en el Sename y que sigue ocurriendo en la infancia de niños y niñas en Chile y no sólo en las situaciones vulnerables y de extrema pobreza porque este tipo de abusos pueden ocurrir también en nuestras propias casas con familias comunes y corrientes. Para terminar con estas situaciones hablemos con fuerza y claramente sobre qué es el abuso sexual infantil.