La Iglesia Católica difundió el miércoles reglas actualizadas para tratar los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes contra menores, aunque admitió que está lejos de alcanzar el objetivo de un "nunca más abusos".
La Conferencia Episcopal actualizó protocolos de 2003 y 2011 que se centran en proteger a menores en las iglesias, cómo proceder ante las denuncias de los fieles y cómo prevenir los abusos.
El documento se conoce cuando sigue en el primer plano la oposición al obispo de Osorno, Juan Barros, quien es rechazado por la mayoría de su diócesis por haberse formado al alero de Fernando Karadima, el peor cura pedófilo de la iglesia católica chilena, y quien las víctimas afirman que presenció y calló los abusos sexuales de Karadima contra menores de su parroquia.
Alejandro Goic, vicepresidente de la Conferencia Episcopal, dijo en rueda de prensa que, "el hacernos cargo de este flagelo es una tarea que hemos emprendido con humildad, reconociendo que en este caminar estamos todavía lejos del horizonte que nos proponemos de `nunca más abusos"'.
El protocolo señala que clérigos, seminaristas, agentes pastorales, entre otros, deberán formarse en la temática del abuso sexual y comprometerse a respetar las guías actualizadas.
Goic admitió que las acciones de Karadima "siguen enturbiando a nuestra iglesia en Chile y eso es un daño inconmensurable" y añadió que "los abusos a menores perpetrados por clérigos marcan ciertamente un antes y un después en la vida eclesial chilena".
Sin embargo, el periodista Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima, dijo a The Associated Press que, "el problema no son las guías, es la actitud frente al problema y el absoluto desdén frente a las víctimas".
"Los obispos quieren salir adelante, recuperar la credibilidad y hacer borrón y cuenta nueva, como si el cáncer que dejan atrás --sin tratar-- no va a seguir manifestándose", enfatizó.
Según las investigaciones, Karadima abusó sexualmente durante décadas y las denuncias en su contra fueron acalladas por la Iglesia, incluidas una carta de 1982 y sucesivas acusaciones a partir de 2003 de Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo. El entonces arzobispo y cardenal Francisco Javier Errázuriz no investigó y sólo cursó los antecedentes al Vaticano después del escándalo nacional cuando en un programa de la televisión estatal los abusados testificaron los horrores vividos.
La Santa Sede castigó en febrero de 2011 Karadima a vivir en penitencia y oración, aunque el papa Francisco nombró a Errázuriz miembro de una comisión que estudia reformas a las curia romana, y en enero último designó a Barros obispo de Osorno, 930 kilómetros al sur de Santiago. Las víctimas y un obispo entregaron los antecedentes de Barros al pontífice, pero lo ratificó igual.
"Quieren tener credibilidad, pero sus acciones dicen otra cosa, de modo que cualquier cosa que quieran hacer para delante no funciona si no limpian la porquería que tienen ahora", opinó Cruz.